Era Martes 28 de septiembre, en el Teatro Julio Castillo encontramos una sala completamente llena. El público espera el comienzo de una función que prometía mucho. Se trató de un mano a mano entre el Ballet Folklórico de la Universidad de Colima y el Ballet Folklórico de la Universidad Veracruzana. El programa comenzó a cargo del grupo de Colima dirigido por el maestro Rafael Zamarripa, que inició con «Perro de Fuego» una impresionante pieza escénica con tema prehispánico, seguida por chinacos, jarabes y para terminar, el cuadro de Jalisco que resulta un gran espectáculo. En este punto, la audiencia se encontraba emocionada, en pocas funciones se percibe tanta energía.
Después de un intermedio, la intervención de la compañía de Veracruz dirigida por Alberto García y Horacio Cantero, también empezó con danzas mas antiguas como los Gua-guas, que arrancó muchos aplausos y gritos al llevar a cabo el acto en que se suben a la tradicional cruz de madera que impulsada por los danzantes, gira en honor del sol. Después de esto, el programa siguió con «La bruja», danzón, y otros bailes de casi perfecta sincronía en el zapateado. El final del programa, un número también jarocho, estuvo a cargo de los dos ballets, y el resultado fue una ejecución que impresionó a la sala entera, incluso hubo quienes se pusieron de pie para agradecer el espectáculo.
De manera personal quiero mencionar, que la producción de estos grupos, es uno de sus éxitos, por su pulcritud, creatividad lujo en el vestuario y buen gusto. México es el origen de esta riqueza visual, pero los creadores de este nivel le dan el color de la fantasía. Es el México que quisiéramos ver cuándo salimos de casa.