Texto Alejandra Monroy
Video Gustavo Lara-Equihua
Tres bailarinas jóvenes surgen de la oscuridad, en principio dos de ellas se mueven juntas como si fueran una sola persona que se desdoblará o son dos individuos y aparentemente alguna no tiene voluntad. la obra transcurre en muy poca luz, esto crea un ambiente íntimo, la iluminación es cálida, hay entradas y salidas de un personaje, en momentos solo una bailarina, en otros un par y en escasos instantes las tres, pero en todas las situaciones siempre el movimiento es suave como un cuerpo que despierta poco a poco.
Usan un vestuario sobrio, que en la tenue luz solo permite concentrarnos en el desplazamiento corto y lento de las intérpretes que representan un despertar de la conciencia, planteada por un nuevo amanecer después de una larga noche de metamorfosis.